martes, 8 de julio de 2008

LA ETERNA DISCUSION DEL IVA EN LOS LIBROS



Ya en el año 2005, se debatia sobre el IVA (Impuesto al Valor Agregado) en los libros, si es correcto aplicarlo como a cualquier bien del mercado, o el libro y la cultura en general debe de gozar de una reduccion en especial o de alguna exencion.

La reduccion del IVA, es una discusion netamente politica y nacional donde intervienen desde el Presidente de la republica y su gobierno, hasta los analistas economicos, pasando por diversos ministros (en especial Ministro de Hacienda) y todos los partidos politicos. Es por eso que si se baja integro, un punto, dos puntos, se mantiene o se eleva, no es una discusion trivial ni liviana, sino es una materia de estado (tan importante como decidir si un pais va a la guerra)

Algunos analistas han recomendado generar un "Iva Diferenciado", esto es generar distintos tramos de Iva para distintos grupos de bienes. Por ejemplo el Iva en mexico es de 3 %para un grupo de bienes, 5 % para otro grupo, 11 % pra un 3º grupo y 20 % para un 4 grupo. De hecho en el tema del Iva y los libros en Bélgica es de 6%. En Francia es de 5,5%. En Grecia es de 4%. En Singapur es de 3%. En Italia y España es de 4%. En Suiza es de 2%. . En Japón y Portugal es de 5%. En Canadá y USA es de 7%. En Irlanda, Uruguay, Colombia, Hungria, Argentina, Peru, Rusia, Corea, Gran Bretaña, Mexico y Brasil no hay IVA al libro.

La discusion del Iva en los libros es tan vieja como nuestra independencia, y todavia no existe algun acuerdo gubernamental, politico y/o empresarial sobre este tema. Si se elimina drasticamente el Iva en los libros (y por ley macroeconomica, se sube algun impuesto especifico) o si se gestiona un Iva diferenciado, lo cual seria un acuerdo politico mas grande que el Binominal. Y como sabemos nunca se gestionara.

Carta Asociacion de editores de Chile, 2005
http://www.escaner.cl/escaner72/e-mails.html

Consejo de Libro Propone Iva Diferenciado, 2005
http://www.papermarket.cl/papermarket/site/pags/20051113203117.html

viernes, 4 de julio de 2008

REUNION 1 Y 2


Este es el resumen de las dos primeras reuniones del grupo "Bajen los libros en Chile"

Por favor, cualquier duda o consulta de las reuniones, exprésenlas aquí.

* Reunión Nº1: domingo 25 de mayo, 17:00 horas Café Literario del Parque Balmaceda.

Nos reunimos unos 12, y no tuvimos mucho orden puesto que la idea era conocerse y saber de qué forma ayuda cada uno.

* Reunión Nº2: domingo 8 de junio, misma hora y mismo lugar.

Asistimos: Marcos Lorca, Rodrigo Guerra, Michelle Parada, Gabriel Huaroc, Camila Jara, Cristóbal Fernández y Anita Valenzuela.

Temas: los 3 grupos de trabajo:
a) Por medio de ayudar en qué forma de constituirnos legalmente es lo más optimo (ojala ayudaran los abogados de la causa).
b) Por medio de ayudar vía donando libros, para su donación a escuelitas.
c) Por medio de contactar editoriales a ver si nos pueden hacer una donación de libroa.

Decidimos que el tema del IVA no es parte de nuestro corto plazo.

Si alguien quiere ayudar donando libros, se ruega que empiecen a acuñar libros para donarlos a fin de mes a una escuelita. La fecha de la donación se está viendo, puesto que deben estar las autoridades del colegio (ir un domingo no la lleva). Todo esto se informará debidamente.

Tocamos el tema de posiblemente vender libros a muy bajo precio, para poder tener un cierto ingreso para la causa. Y también se tocó el tema de realización de bookcrossing, como el que realizan en Libro Libre (http://www.librolibrechile.cl)

Próxima reunión nº3 : domingo 29 de junio, a las 17:00 horas en Café Utopía (Lastarria 105)

lunes, 30 de junio de 2008

¿CUANTO LEEMOS EN CHILE?



La Tercera

Domingo 6 de abril de 2008

Reportaje Lectoría y consumo de libros: Nadie sabe cuánto leemos en Chile

Nada es exacto sobre cuánto y qué se lee en Chile. Se habla de "poco", de "mucho", pero no de cifras de lectoría. Un tema que involucra educación, industria editorial y desarrollo, sin estadísticas históricas. ¿Cómo se puede evaluar un plan sin esas cifras?

Óscar Contardo

En 1999, el INE realizó por primera y única vez una encuesta chilena del libro que estableció, entre otras cosas, que en casi el 25 por ciento de los hogares del país no había libros y que sólo el 12,1 por ciento de la población los compraba. Esa encuesta nunca se repitió del mismo modo y no es comparable a las dos encuestas de consumo cultural posteriores que incluían la lectura como una de muchas categorías. Debido a esto no se puede saber a ciencia cierta si los chilenos leen más, leen menos o leen lo mismo. Por otro lado, según los resultados de pruebas y encuestas internacionales (Prueba Pisa, estudio del Ocde), sí se podría sostener que al menos la población chilena lee mal o no entiende lo que lee, y que eso ocurra va en directo perjuicio del desarrollo de las personas y del país. Todo indica que para lograr un mayor desarrollo hay que mejorar los índices, y que para hacerlo es necesario un plan y que para hacer un plan hay que saber desde qué punto se parte con indicadores más específicos que las percepciones de que se lee "menos", se lee "poco" o se lee "mucho".

Marcela Valdés asumió en diciembre como secretaria ejecutiva del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, la entidad encargada de las políticas públicas para el desarrollo de esta área. Valdés cuenta con un presupuesto anual de 416 millones de pesos para dar inicio al Plan Nacional de Fomento a la Lectura, el que se inició a fines de 2007 y se extenderá hasta 2012.

-¿Cuántos libros lee un chileno en promedio?
"Es uno de los indicadores que hay que sacar. Hay que calcular cuántos libros lee. Lo que sí se puede saber aproximadamente es qué lee un chileno. Los chilenos leen mucho cómic, mucha literatura chilena. Se lee mucho best seller..."

-¿Pero hay cifras que puedan determinar cuánto es ese "mucho"?
"No. Nosotros no tenemos cifras exactas: no podríamos decir cuánto está leyendo un chileno. Podemos, a través de todos los indicadores que existen y de las cifras registradas a la fecha, sacar la conclusión de que sí hay un promedio de lectura en el país. Y es un promedio que ha ido creciendo. Si se revisan las cifras que tiene la Dibam (ver recuadro) y cifras que tiene el INE, se puede llegar a la conclusión de que sí se está leyendo".

-Le repito la pregunta entonces: ¿Cuánto lee un chileno anualmente?
"Nos encantaría saberlo. Hoy no lo sabemos".
-¿Es posible hacer un plan de difusión de la lectura sin ese diagnóstico antes?
"Se puede hacer un plan porque quizás la respuesta a esa pregunta, con certeza, (sobre) la cantidad de libros que está consumiendo un chileno no la conocemos, pero sí cuánto está leyendo un chileno".

Marcela Valdés explica que el Plan de Lectura del Consejo del Libro y la Lectura es el primero en su tipo que se realiza en Chile. Se trata de un programa que partió el año pasado y se extenderá hasta el 2012. "Desde los 90 se han generado iniciativas y campañas para el fomento de la lectura, pero han sido acotadas y no se midió el impacto que tuvieron. Este plan busca medir ese impacto y por eso incluye generar los indicadores que no tenemos. Este país tiene el grave problema de que los proyectos sociales no se miden; en general no hay medición".

Medir, determinar y cifrar los hábitos de lectura parece haber sido en Chile un hábito innecesario. No se hizo tampoco en los setenta, cuando Quimantú editó miles de libros a precios bajos; menos aun en décadas pasadas, cuando reducir la lectura a números hubiera sido considerado un despropósito.

Mientras en España la federación de editores mantiene un indicador periódico pormenorizado, y en Inglaterra el gobierno realiza estudios regulares, en Chile -pese a contar con una institucionalidad enfocada a la materia- esto parece ser una inquietud de la que nadie se ha hecho cargo, a pesar de ser un elemento clave en la educación. Existen estudios aislados que no son comparables y que, por lo tanto, no indican una progresión ni una involución. En 1992 el profesor Juan Morales, en su calidad de gerente de la Editorial Santa María, encabezó uno que aseguraba que los chilenos leían un promedio de 2,6 libros anuales. El mismo año los españoles leían 19 libros por año. La Unesco recomienda 25 y en Canadá o Finlandia se leen más de cuarenta.

En 2006 la Fundación La Fuente dio a conocer un índice de lectura y compra de libros elaborado en conjunto con Adimark y que se volverá a hacer este año. Una de las cifras que entregó el estudio de la Fundación La Fuente es que en el 72 por ciento de los hogares del país no se compran libros nunca o casi nunca. Asimismo, entre las razones esgrimidas por quienes no leen para no hacerlo, el 26% aseguraba que debido a la falta de tiempo y el 47,3% porque simplemente no le interesaba. Es decir, para más del 70 por ciento de los no lectores, el problema no es el precio, de lo que puede desprenderse que el IVA no es necesariamente el principal escollo para la lectura en Chile.

Verónica Abud, presidenta de la Fundación La Fuente, explica que el estudio de lectoría tuvo un costo de siete millones de pesos y que en adelante se hará cada dos años. Abud sostiene que en Chile no existen cifras de lectoría básicamente porque "la lectura en este país no es importante y se hacen tonteras. Es cosa de pensar que la inversión más grande que se va a hacer en libros en el país es el Maletín Literario, que es como tirar la plata. No hay un objetivo ni una política. Se está improvisando, pero no vemos ninguna articulación entre los agentes", sostiene Abud.

Además de las instituciones gubernamentales, otro de los actores principales en el mundo del libro son las editoriales, que en los últimos años han estado remecidas por cambios de gerentes, disminución de planta de empleados y de ediciones locales. Un efecto colateral de lo discreto del público lector chileno que ha repercutido en una industria que, pese a vivir de las ventas, parecía sentirse exenta de los rigores del mercado.

El libro como producto

Marilén Wood, gerenta de Ediciones B, comenta que hasta hace cinco años deshacerse del inventario liquidando, un asunto habitual en el resto del comercio detallista, era un asunto mal visto. "En este mundo hay quienes no quieren ver al libro como un producto, que no se les puede comparar con un yogur, aunque yo creo que sería un orgullo que la gente quisiera comprar un libro como quiere comprar un yogur", agrega Wood. Lo cierto es que si en gremios como el de los automóviles se sabe detalladamente cuánto y qué se vendió, en la Cámara Chilena del Libro conseguir cifras pormenorizadas es casi imposible. "Es un mundo que se manejó durante mucho tiempo de una manera que no es adecuada para el modelo actual. No estaba planteado como un negocio, sino como un sistema con algo de feudal que terminó con que en general las sedes chilenas de las editoriales internacionales le debían mucha plata a sus casas matrices", agrega Marilén Wood.

Lo concreto es que la buena fama del modelo económico chileno no se refleja en el mercado editorial. En el caso de Ediciones B -editorial española con sedes en gran parte de Latinoamérica-, Wood asegura que "estamos dentro de los mercados más pequeños". En materia editorial, Chile puede compararse con Venezuela o Colombia, países con índices de pobreza y analfabetismo muy superiores a los nacionales, pero está muy lejos de México o Argentina.

A la mezquindad del mercado, habría que sumarle la piratería, sobre la cual tampoco hay claridad. Pablo Dittborn, director general de Random House y miembro del directorio de la Cámara Chilena del Libro, aventura que por 100 libros que se venden en Chile en el mercado oficial, se venden 50 libros piratas. Para Dittborn esto revela al menos una buena noticia: que el mercado del libro es más grande de lo que parece.

Dittborn concuerda con que la opacidad estadística es una realidad, pero agrega que un estudio de siete millones de pesos -el costo del estudio de la Fundación La Fuente- para la Cámara Chilena del Libro es mucho dinero. "Sería un dinero bien invertido, pero es mucho para la Cámara y te lo digo porque pertenezco al directorio, conozco las cuentas. Existe la posibilidad a través del Fondo Nacional del Libro de financiar un estudio de lectoría. A lo mejor nos ha faltado audacia y disposición para solicitarlo".

Plan de fomento a la lectura

El primer Plan de Fomento a la Lectura impulsado por el Consejo del Libro y que se extenderá hasta 2012 cuenta con 11 líneas de acción: En el documento que explica el plan se establece que en cuatro de esas líneas "todavía no tienen establecida ninguna de sus líneas específicas". La estrategia reconoce que "si hubo acción en algunas de ellas no dejó rastro apreciable". Estas líneas en donde no ha habido avance según consta en el documento son: Poner el libro y la lectura al centro de las políticas de educación; Investigación sobre el libro y la lectura; Garantizar la diversidad cultural y lingüística del país en el fomento lector, y Promoción y generación de derechos en relación al libro y la lectura.

Marcela Valdés, secretaria ejecutiva del Consejo del Libro y la Lectura, es la encargada de encabezar este plan que entre sus objetivos tiene el de posicionar la lectura como un tema amplio, transversal: "Que no se hable de la lectura como un ejercicio relacionado con una obligación, sino como una manera de estar informado, de divertirse, lograr que se entienda la lectura como una forma de ser un país más democrático y de lograr la inclusión social a través de ella". La secretaria ejecutiva del Consejo hace hincapié en que el tema de lectoría debe involucrar todos los soportes, no tan sólo el libro.

Valdés indica que uno de los primeros puntos para poner en marcha el Plan de Lectura fue convocar a los actores involucrados en el tema "entendiendo que el plan es un proyecto país".

Las cuentas alegres de la Dibam

"Chile está leyendo más", declaró Nivia Palma, directora de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos, Dibam, en la última revista de la Cámara Chilena del Libro. Ella lo afirma porque al menos en su repartición las cifras duras existen y son alentadoras. Antes de 1990 no existía en Chile una red nacional de bibliotecas públicas.

"Desde el año 1993 en adelante se verifican incrementos notables sostenidos en usuarios y prestaciones de bibliotecas públicas", explica Palma, y añade que sólo en 2007 hubo un incremento del 25 por ciento en las prestaciones de bibliotecas públicas y un aumento del 35 por ciento en los usuarios presenciales de la Biblioteca Nacional, además de superar los 36,5 millones de prestaciones virtuales (servicios en internet como Memoria Chilena y el archivo digital de documentos del Archivo Nacional).


"Creo que son un indicador importante del comportamiento lector de una población, aun cuando no pueden ser considerados como la realidad en su conjunto. Son datos duros de prestaciones y no sólo de asistencia a la biblioteca. Se trata de cifras alentadoras, que deben ser cotejadas con venta de libros en librerías, importaciones de libros, ediciones anuales", explica Nivia Palma. La directora de la Dibam advierte que el avance se puede evidenciar si se recuerda que el año 1993 un 25,3 por ciento de los chilenos(as) mayores de 15 años declaraban leer libros; el año 1999, un 31,4 hace esta declaración; en 2004-2005, un 40 %.

Actualmente la prioridad es la automatización del sistema de bibliotecas públicas en todo el país. Nivia Palma explica: "Partimos en 2006 y esperamos tenerlo en todas las bibilotecas públicas en 2010. La meta es incorporar a través de un software todos los libros y los socios a un mismo sistema. Cuando esté en marcha, el usuario podrá acceder no sólo a los libros de su comuna, sino a los del sistema íntegro. En el fondo el sueño es que el 2010 baste tener el RUT para ser socio de todas las bibliotecas públicas y tener acceso a la red", puntualiza.



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